1. Escribir un guion en piezas diferenciadas no es nada nuevo. Lo hemos visto con Rodrigo García y sus 9 Lives (Nueve Vidas), Cesc Gay en Una pistola en cada mano y algunas más. Recientemente Juan Cavestany con Gente en sitios sorprendió a críticos, compradores y cinéfilos, creo que no tanto al púbico. Hay muchas maneras de fragmentar el relato: que diferentes directores y directoras cuenten historias sobre el mismo tema o sobre diferentes alucinaciones, no es exactamente fragmentar el relato, o sí. Fragmentar el relato, según mi entendedera, es ofrecer un eslabón abierto que las engarce, un común denominador.
2. Lo que atrae de Relatos Salvajes es su valentía rodando, su audacia colocando la cámara, su talento en cuanto a lenguaje audiovisual se refiere, amén de que las historias tienen una estructura, tono y ritmo magistrales. Como guionista intentas adelantarte a lo que pasará y te equivocas. Al menos yo me equivocaba.
Pero qué sorprendente y qué gratificante encontrarse la cámara en su sitio, el punto de vista en su lugar, el talante de reírse de nosotros mismos que somos todos, la osadía en la sorpresa de cada secuencia.
3. Siempre me ha gustado explicar el salto del Nudo a la Crisis como ese momento en que cuando las cosas van mal suelen ponerse peor. Eso es Relatos Salvajes y es más. Es además la ironía en la Resolución.
4. La película tiene la suerte de una gran obra colectiva: magníficos actores, estupenda producción. Qué alegría da el talento en la pantalla.
Alicia Luna