IV Pautas para lanzarte a escribir un primer guion

VIII EL PERSONAJE AMOTINADO:

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Érase una vez un anciano que iba a darle su primer sorbo a un café recién servido y espumoso cuando un señor con un paraguas le asestó un golpe en la coronilla sin querer provocando la caída de la taza de café sobre los pantalones impolutos del anciano. El caballero del paraguas pide perdón, el anciano aún conserva sus cejas arqueadas y sus pantorrillas incendiadas por la calentura del líquido, el camarero se acerca con urgencia y le limpia las pantorrillas con una servilleta y la dueña del café le coloca otro igual al anterior. Todo parace volver a la calma. El anciano mira su ansiado café, se concentra y va a volver a tomar la taza cuando el caballero del paraguas se sienta a su mesa con un pastelillo que le ofrece como regalo para olvidar el altercado anterior y comienza a hablar y a hablar. 1. nuestro anciano se levanta parsimonioso y se cambia de mesa; 2. el anciano agradece al caballero y le pide que le deje en paz; 3. el anciano agradable y risueño le ordena al caballero que se levante de la mesa, 4. el anciano, categórico y sin perder la compostura, le suplica a la dueña del café que por favor le sirvan su comanda en otra mesa y se levanta y se cambia, 5. el anciano, serio, conmina al caballero a que haga el favor de irse y dejarle en paz, 6. el anciano risueño saca una pistola de su cintura y apuntando al caballero le dice “o levantas el culo de la silla y desapareces de mi vista o te salto la tapa de los sesos con solo apretar el gatillo.” Bien, todas estas acciones son las de un personaje amotinado, con calma o sin ella, pero amotinado. Amotinarse no es exclusivamente gritar y volverlo todo del revés. Amotinarse es buscar la manera de manifestar que quieres lo que acaban de arrebatarte, en el caso del anciano: el momento del día de tomarse su oloroso y espumoso café. ¿Cómo se amotina el tuyo?

¿Cómo se amotinan nuestras tres mujeres en la selva? Primero han de llegar a ella. Ya están juntas y en Colombia, pero por ahora tan solo en el aeropuerto de una ciudad pequeña. Las tres están deseando abandonar el edificio aeropuertuario y respirar aire de verdad pero una anciana indígena, pausada, con una gran sonrisa, el cabello recogido en dos largas trenzas y una enorme bolsa de rafia se interpone en su camino. Está intentando bajar unas escaleras infinitas que la llevarán a la puerta de salida. Nuestras tres mujeres no soportan la estampa y la mayor de ellas se lanza a ayudar: “Señora, déjenos echarle una mano”  Como si de una orden se tratara, las otras dos, se acercan con sus maletas modernas para ayudar a la anciana. Primero la convencen de que es mejor bajar por las escaleras mecánicas. La anciana niega con la cabeza. “No tengo prisa.” parece querer decir. Pero nuestras tres mujeres, como tres mosqueteros, cargan con la bolsa de rafia, ayudan a la anciana cogiéndola cada una de un brazo y colocan a la señora en el primer escalón móvil de la escalera mecánica. La anciana pone ojos de espanto, dice algo parecido “serpiente”, se gira e intenta escapar, momento en que se cae provocando un tremendo lío de brazos, piernas, maletas y pies. 

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Las tres mujeres y la anciana terminan en la enfermería del aeropuerto. La anciana sigue agradeciendo la ayuda mientras las tres españolas no saben cómo compensar el daño. Pero la anciana les sonríe y le hace escribir una dirección en un papel al enfermero. Con la pierna vendada y ayudada por un gendarme sale de allí. Las tres mujeres comienzan a echarse en cara de quién fue la idea de ayudar, quién no sujeto bien a la anciana, etc, hasta que el segundo gendarme les pregunta si saben donde vive la anciana. Las tres callan y le miran. Les indica que en una aldea en medio de la selva. “Es un sitio difícil de acceder, pero ella les está invitando. Vayan, vayan.” ¿Seguro? Pregunta la más joven.

A partir de aquí, el motín de la más joven podría ser seguir a sus amigas protestando por la cantidad de líos en que la meten. El motín de la mayor, la viuda, sería la huída de todo y todos hacia aventuras que le hagan sentir que está viva. Y el motín de la tercera amiga, la del medio, el de no querer estar donde está,… pero ahí sigue.

Y llegados a este punto y casi sin querer hemos comenzado a contar nuestra historia. Conviene que hagamos un alto y repasemos lo que tenemos.

ESCALETA DE LOS TRES PRIMEROS PUNTOS
1. tres mujeres de diferentes edades en un aeropuerto de una ciudad colombiana dispuestas a salir al exterior cargadas de maletas e ilusiones
2. las tres mujeres ayudan a una anciana a bajar por una escalera mecánica que nunca antes ha visto y cree que es una serpiente, por lo que sufren un accidente
3. las tres mujeres han sido invitadas por la anciana a visitarla en su aldea remota en medio de la selva.

Mira por donde, las aventuras de mis personajes nos están llevando al preciso lugar donde yo, autora, quería llevarlas a ellas: a la selva.
¿Quien es en realidad la anciana? ¿La encontrarán de nuevo?

Pues señoras y señores, acabo de escribir el ARRANQUE y el posterior DETONANTE de mi historia. La invitación de la anciana hará que las tres mujeres cambien sus planes de ruta turística por la selva por una aventura hacia un poblado real en la selva. Y aquí empieza su aventura real.
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¿Y qué viene tras el DETONANTE? ¡Huy! Estamimages-4os construyendo personajes y estructura a la vez. ¡Claro! No es posible escribir una sin los otros.

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