Siempre explico que hay muchos tipos de escaletas: las que hacemos mientras visionamos una película, la que escribimos cuando estamos pergeñando una historia para cine, la que reescribimos sobre nuestra primera versión de guion… y habrá más, seguro. Yo a la última la llamo escaleta en acción porque define precisamente eso, las acciones de nuestro protagonista. ¿Qué hace en cada una de las secuencias que nos hemos inventado para él? Con ella podemos ver si nos estamos repitiendo porque en diferentes acciones nuestro personaje plantea lo mismo. Por ejemplo: 1. Ana llama a Juan y le dice que le quiere; 5. Ana encuentra a Juan y le dice que lo necesita; 10. Ana compra un anillo a Juan; 15.Ana hace el amor con Juan apasionadamente… ¿De verdad necesitamos cuatro secuencias para que Ana exprese que quiere a Juan? ¿No somos capaces de con tan solo una más original y ocurrente generar una buena situación que demuestre el amor que Ana siente por Juan? Si la respuesta es no, mejor entonces, nos dedicamos a otra cosa que el cine es muy caro.
Cuando empezamos a organizar las situaciones que nuestro personaje irá transitando estamos creando una escaleta. Pero, ¿cómo sabemos que esas situaciones son de verdad buenas secuencias? Pienso que primero de todo deberíamos establecer rangos de acontecimientos. Primero crearíamos ese momento álgido de mi historia, el más álgido de todos y deberíamos saber en qué momento de la película sucede. Segundo debemos encontrar ese otro momento crucial en que mi personaje acepta luchar por lo que quiere y que determina que no podrá echar marcha atrás. Tercero tenemos que crear el momento en que su cotidianeidad cambia y le obliga a replantearse hacia adónde tirar. Con estos tres momentos tenemos el detonante (tercero), el primer punto de giro (segundo) y el gran punto de giro, clímax (primero).
Acabo, pues de empezar a ver mi película. Ahora puedo continuar imaginando situaciones y debo definirlas tal cual las voy viendo en la pantalla imaginaria que tengo en mi cabeza.
En una escaleta de nada me sirven las descripciones de personalidades, ni los pensamientos del personaje. Me sirven las acciones y cuanto mayor impulso visual y emocional tengan mejor cine estaré creando.
Algo muy importante es tener en cuenta que una escaleta es una herramienta de trabajo del guionista. Cuando un productor o afín nos solicita una escaleta tendremos que redactarla de modo más literario. En el fondo esto sería una Escaleta Argumental. Y aquí se requiere el arte de la concisión literaria porque sí serán necesarias algunas descripciones mínimas y otros avateres que hagan de mi escaleta un argumento agradable de leer. Porque una escaleta, agradable, lo que se dice agradable de leer, jamás lo es.
Intenten escaletar Jaws (Tiburón), es una gran lección de cine. Intenten ahora escaletar El lobo de Wall Street, procurando no repetirse. Si llegan hasta el final serán capaces de escaletar casi cualquier cosa.