Fue la pregunta que abrió la tertulia en el Cine Doré entre Mario Camus, Manuel Hidalgo y yo misma (Alicia Luna) en la Noche de los Libros. Manuel Hidalgo abrió con un “El cine es literatura” a lo que Marío Camus respondió arqueando las cejas. Y Manuel se explicó “porque la literatura es el origen de una película”. Al instante la tertulia se convirtió en polémica. Mario Camus quiso quitarle fuego e importancia a todo pues su humildad y modestia le escoltan allá por donde vaya. Un director guionista escritor que llegó a aclarar que el guion de El pájaro de la felicidad (Dir. Pilar Miró) y que él mismo escribió, estaba basado en un cuento suyo. O sea, se desdecía para no discutir. Pero su talento se impuso con las siguientes palabras: “Existen las diferentes narrativas, la primera fue la hablada: del contador al oidor. Luego llegó la narrativa épica en poesía muchas veces. Luego la representativa, que era la teatral. Y luego irrumpió la narrativa cinematográfica.” Pero volvió a escapársele la vocecilla que de nuevo encendía la llama de la polémica: “pero el guion es una guía.” A este punto Manuel Hidalgo no se limitó a arquear las cejas, giró su cuerpo hacia el de Mario Camus, extendió los brazos y ambos dos, contenidos por una servidora que hacía las funciones de presentadora-moderadora, se enzarzaron en un espinoso matorral. Yo he decir aquí, y de hecho dije igualmente allí, que la polémica de si el guion es literatura o no, no acaba de empezar, si no que empezó ya en los años 20 cuando B. Brecht para ponerle punto y final advertía de que si se editaran los guiones y se distribuyeran nadie pondría en duda que son literatura. O Truman Capote “el cine pertenece tanto al director que rara vez un escritor cinematográfico merecerá el título de genio del cine.” Y recordaba a Zavattini autor de Ladrón de bicicletas o Umberto D, para advertir que “toda la película aparece ya matizada en el guion cuando está escrito por este escritor.” Pero habiéndome ido tan lejos en el tiempo, regreso a nuestras décadas para recordar las palabras de Angel Fernández-Santos, crítico, escritor, guionista que decía que el menosprecio al guion le había causado un enorme daño al cine español, para también añadir que “la invisibilidad del guion en la pantalla es su máxima existencia.” Y sí señor y señora. El guion no es una guía porque una guía sería una escaleta, y con ella es difícil trabajar, necesita ser desarrollada. El cine desde sus orígenes le confió la labor de escribir los guiones a grandes escritores. El guion cinematográfico, no técnico, es el hijo recién llegado a la literatura, pero no tiene nada que enviadiarle al teatro que nadie pone en duda que sea literatura. El cine se hace en equipo y cada persona de ese equipo tiene su lugar. Muchos directores han abusado del suyo invisibilizando a los otros que caminan con él. Una película nunca, nunca debe ser firmada como una película de…porque de serlo sería de las 100 personas que la han construido. Y al igual que al director de foto no se le llama el bombillas ni al ingeniero de sonido, el teclas, el escritor del guion no ha hecho una guía, sino que ha escrito un guion narrativo, lleno de matices, personajes con sentimientos. Ha hecho literatura. Ya el director con ayuda del resto del equipo lo convertirá en imágenes. Y gracias a todos será una película. Y sí, de eso se trata, de hacer películas, pero sin menospreciar el trabajo de nadie.
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