El cine, ese arte que también se lee

Fernando Castets, guionista de cine consagrado con películas como El hijo de la novia o Pájaros de papel, dirigidas por Juan José Campanella y Emilio Aragón, respectivamente, pasó por la Escuela de Guion de Madrid para hablar con los estudiantes de sus secretos a la hora de trabajar en un guion cinematográfico.
Castets se define como un narrador clásico: una historia bien contada tiene presentación, desarrollo y desenlace. En su opinión, son básicos tanto el conocimiento (aprendido) como la experiencia. “No es que siempre piense los actos pero siendo narrador clásico, sé cómo contar lo que va a suceder y es luego cuando pienso: ¿este es el primer punto de giro o el intermedio?”. Por ello, considera que “hay que aprender ese conocimiento pero no utilizarlo porque sí”.

Castets aseguró que aunque con los años está haciendo más uso de las escaletas, siempre ha creído que plantear un guion es como hacer un viaje en coche: “marcas los puntos más importantes de la ruta y luego te metes por los recovecos”.

Para este guionista, “las preguntas (que te haces) te ayudan a avanzar por la historia” aunque acepta que “si tuviese una estructura preparada no divagaría tanto” pero le gusta “descubrir cosas nuevas” conforme va escribiendo.

Nos reveló que llegó a reescribir hasta en 15 ocasiones el guion de El hijo de la novia.

“Antes de que haya un espectador hay lectores. Gran parte de esos lectores van a decidir qué ve el espectador”. Por eso es tan importante para los guionistas escribir bien y leer mejor.

Muchas gracias, Fernando.

 

 

 

 

 

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