EL DETONANTE, EL DETONANTE… PERO ¿TIENES PREMISA?
A menudo y sin darnos cuenta nos lanzamos a pretender escribir un guion y nos da por escribir y escribir….blablabla, capricho de guionista novato. Un “porque yo lo valgo en toda regla”, ¡que no! que sin premisa los guiones no funcionan. Sí, como guiones de una película de arte y ensayo, eso sí. Pero recuerda que tu guion le tiene que interesar, primero de todo, a dos personas: quien la vaya a dirigir, ¡Ah, que eres tu! y quien la vaya a producir, ¡Ah que también eres tu!.
En este caso haz lo que quieras, luego tendrás que convencer a alguien que la quiera interpretar ¡Ah que es amigo tuyo!, y después… a alguien que la quiera estrenar…. En este punto se pone difícil lo del amigueo, ¿verdad?
Entonces, ¿quieres escribir con premisa o sin ella?
Anteriormente ya hablamos de la Premisa pero no llegamos a ella en el fondo. Bien, ya hemos arrancado nuestra historia de las tres mujeres que van a la selva huyendo del dolor del abandono del otro. Ya hemos encontrado un Detonante: seguir a una anciana indígena que las ha invitado a un poblado remoto en medio de la selva. A partir de aquí si seguimos construyendo nuestro guion sin Premisa, más pronto que tarde, tendremos un problema: la consecución de situaciones sin saber hacia dónde carajo voy.
Premisa: Tres mujeres quieren escapar de la selva sentimental del desamor y se meten en la selva amazónica en la que saben cómo entrar pero no cómo salir.
Bueno, pues ya tengo algo parecido a una premisa que me permite continuar estructurando mi guion y construyendo a mis personajes a través de lo que hacen y lo que eligen.
Es muy probable que mientras avanzo en el desarrollo de mi guion vaya descubriendo nuevos caminos para mis personajes que me hagan descubrir que mi premisa ha variado, ha mejorado, se ha construido consecuentemente con lo que mis personajes persiguen y consiguen o no.
Eso es bueno, porque un guion no es más que una historia escrita en continua construcción hasta la versión definitiva.
¿Inamovible? Inamovible no es ni la vida.
