No salgan todos a la vez: ¿problemas con el final?

A menudo nos encontramos con películas estupendas durante hora y media que se precipitan en los cinco minutos del final y mueren inmisericordemente en el boca a boca del público que no las recomienda a nadie más. Quienes las vieron olvidan que durante hora y media la película les llevó de la mano a través de una historia conmovedora, divertida, alucinante, trepidante, terrorífica… Y solo recuerdan de ella que el final era una tropelía.

¿Cuál es el problema del final?

Si el final de una película es malo siempre, siempre se debe a que venía mal de fábrica, a que ya fallaba en el guion. (No tengo en cuenta caprichos de directores o productores que cambian el final del guion para meter la pata caprichosamente en el rodaje o en el montaje) Los directores y directoras dan por buenos guiones que caen en picado en la resolución sin que nadie ni productores, ni guionistas, ni ayudantes, ni auxiliares, ni jurados, ni asesores lo aprecien en el guion.search

Me pasó a mi misma con el guion de La vida empieza hoy, en cuyo desenlace se rompía el ritmo, por consiguiente, la resolución ya quedaba deslabazada del todo. Y sí, quizás graciosa porque la directora lo arregló como pudo. Pero el mal ya estaba hecho. El desenlace rompió el ritmo de comedia.. El mismo fallo acabo de encontrarlo en la película colombiana El abrazo de la serpiente. imagesUn infortunio de acontecimientos estupendos que imagino, los guionistas no han sabido contener en un tercer acto que tiene que llevar la historia hacia el final. Y en lugar de ir desenlazándola la han mantenido en crisis hasta una decisión de precipitación para terminar. Ese es el error. Precipitarnos para acabar la historia como sea.

Desenlazar para Resolver

Siempre digo que no soy persona de desenlace, que yo más bien resuelvo para terminar. Es mi carácter  y mi manera de enfrentarme a todo en general. Con más razón a mis propias historias cuando escribo guiones. Ahora en esta edad en la que me precipito año tras año hacia la época en la que ha de iniciarse mi propio desenlace (ya me encuentro en la cincuentena), intento corregir esta falla en mi corteza vivencial para disfrutar de un desenlace lo más prolongado posible antes de llegar a la resolución de mi misma. Ese camino es por el que intento encauzar las historias que tengo entre manos, como son los guiones de ficción y de documental en los que me encuentro sumergida. Procuro no salir atropelladamente de las historias. Procuro pararme a pensar, como el momento del cansancio del guerrero o el respiro de la amazona, si preferís. Procuro reflexionar antes de seguir hacia adelante.

¿Por qué se nos precipitan los guiones hacia el final?

¿Por qué nos empeñamos en empujar la historia para que salga toda ella, con su trama principal y sus subtramas por un agujero minúsculo por el que no cabría ni uno solo de sus gags? Por el cansancio del guionista, que también es guerrero, de otro tipo, pero guerrero al fin.

Luego, nos toca pasarnos revista y reconstruir nuestros terceros actos. Nuestros desenlaces y resoluciones. Pero para ello tendremos que haber construido una crisis y un clímax perfectos y dejarlos funcionando como un engranaje articulado y sustentado por la trama principal y su protagonista que aún no ha terminado su historia aunque ya haya conseguido su espada o su elixir.

En los últimos años cada vez escucho a más personas apostatar contra las estructuras. Y es verdad. Qué aburrido es tener que seguirlas sin ton ni son. Pero a la vez, qué gran verdad es que los caprichos artísticos se pagan recibiendo una buena crítica y una gran hostia en las taquillas.

1200x1200_2Por lo que a mí respecta, procuraré seguir corrigiéndome. Me gusta escribir guiones. Me gusta enseñar que las películas que escribimos pretendan ser vistas por cuantas más personas mejor.

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